4.19.2011

Día cinco y medio

No quiero creer que miento, pero tampoco estoy totalmente convencido de que todo lo que llegué a decir pueda volverse lo único que pienso a tan pocos días. Sé que me tomará mucho más el alejarme de ése recuerdo o deseo tan profunto que tengo hacia tí.
Si quieres que deje de lado el quererte de la manera en que te quiero, puedo hacerlo. Puedo cambiar ése cariño por amor de amigos, por el sentimiento de querer simplemente estar ahí a tu lado sin esperar más a cambio.
Sin embargo por el momento hay algo que no voy a poder cambiar. Y es el hecho de que me atraes demasiado. Tal vez más de lo que creo ser capaz de reconocer. Te veo y vienen a mi cuerpo y mente sensaciones, deseos, impulsos, ansias e ilusiones de estar contigo y compartir más que un abrazo. De poder romper ésa barrera y poder estar juntos en más de un sentido. De ser uno solo aunque sea por un momento. Te veo y te deseo. Me excita la idea de tenerte conmigo y para mí. Me gana el impulso de querer tomarte hasta que dejes de resistirte. El deseo de compartir tu lecho vá más allá de una sola noche, de un solo tropezón o de una locura. Es ése mismo deseo, ésa misma idea, lo que me ha detenido todo éste tiempo y por el que seguramente también arriesgué más de lo que debía... Esperaba no necesitar un pretexto para poder expresártelo, para decirte cuánto anhelo poder tocarte, sentirte, acariciarte, descubrir ése punto en el que puedes explotar, de poder rozar con mis dedos tu cuerpo, de tenerte cerca, apretarte y hacerte mía. De experimentar de tí ésas ansias de llegar al final y descubrirnos...
No sé, tal vez a final de cuentas sea que deseaba tanto estar contigo que lo confundí con algo más. Sería la explicación más lógica si es que no te conociera de la manera en que te conozco. Si no supiera la manera en la que a veces funciona tu mente, cómo piensas o la forma en que la vida puede ser percibida a través de tu experiencia y tu mirada. Vá más allá de todo eso creo.
Puedo ponerme una máscara, puedo pretender que no pasa nada y que estoy bien, pero no lo estoy. Puedo evitar mirarte cuando estás consiente de mí. Puedo apartar la mirada a lo más lejos de ésta ciudad cuando estás a mi lado. Pero en mi mente estás demasiado presente, recorro en mi cabeza los más recónditos lugares en tu anatomía, visualizo los detalles que me vuelven loco y juego con ellos en mis más tontas e inútiles pero maravillosas fantasías contigo.
Ya no quiero fantasear. Para mi desgracia, una vez a tu lado no sería suficiente... no sabría cómo dejarte ir. Eres la bendición más grande y el más terrible de los maleficios en mi.
Y como dijeras antes, tan acertadamente para mí:

"me enoja el hecho de que te deseo y no debo, pero no puedo controlarme para tomarte"

...

4.18.2011

Día cuatro y medio

Me atraes muchísimo. Cada parte de tí hasta su más mínimo detalle me gusta. Tu cuerpo. Tu rostro. La forma en que te cae el cabello. Tus lunares. Ésa piel tan suave. El sonido de tu risa. La manera en que miras. El silencio que te envuelve cuando así lo deseas. El movimiento de tus manos. La manera en que respiras al dormir. Lo delgada y pequeña que eres. Tu imagen de niña/mujer. La vida que te rodea. Tus pequeños saltitos. Adoro lo que hay dentro de tu mente y que a veces me compartes. Los momentos en los que me dejaste entrar y saber más de tí. Adoro tu ingenuidad y lo mucho que sabes. La inocencia que proyectas. La verdad que oculta ésa imagen. Me encanta la expresión en tu rostro cuando algo te gusta. Cuando tienes una idea o el sonido que haces cuando algo te emociona. Me gusta lo expresivo que es tu rostro. Me gusta tu lado maternal. Me gusta cuando dejas salir a flote los sentimientos que guardas hacia los demás. Me encantan tus piernas, tan delgadas y estilizadas, tan llenas de vida. Adoro tu espalda, aprendí a verla por mucho tiempo al caminar detrás de tí. Me fascina tu cintura y lo irresistible que puede llegar a ser. Admiro tu vientre, símbolo de una vida que estás dispuesta a compartir. El tamaño perfecto de tu pecho, que aunque nunca hable de él, siempre he creído que sería hermoso contemplarlo. Es tentador tu cuello y tus hombros descubiertos. Tus labios y el deseo de un beso de ellos. Un deseo. El deseo de tenerte a mi lado. De poder tocar cada parte de tí, acariciar cada centímetro de tu cuerpo desnudo y anhelar que el momento no acabe. El querer compartir contigo algo así es una de las cosas más maravillosas que creo que algún hombre jamás pueda llegar a imaginar.